viernes, 27 de marzo de 2009

LII

Ya no logro acostumbrarme a la costumbre,
aquella disfrazada de paciencia,
que me obliga a atar mis manos
y que disuelve la voluntad
debilitándola implacable a su paso.
Y es cierto también
que mucho tiempo he vivido
sumisa bajo su manto,
y también es cierto que logró
que olvidara la esperanza a su paso,
y quizás a alguien le suene triste estas letras,
pero no lo son, son sólo el eco del pasado,
que si bien ya no me alcanza tampoco nunca la dejaré de lado,
porque quiero recordarla para tener presente siempre
que nunca nadie más me vuelva a atar las manos,
que nunca yo vuelva a bajar cabeza,
porque no renuncio a la vida que ahora abrazo,
y no renuncio a la fuerza que me transmitieron sus abrazos,
ya no volveré a ser, alguien que se dejó de lado,
porque tengo el valor y la voluntad de ser mujer,
recorriendo mi camino aferrada fuertemente a todo lo que valgo.