miércoles, 18 de marzo de 2009

XLVIII

Has dejado tu nombre en mi almohada,
la forma de tu silueta en el desvelo,
compañía en el silencio de tu ausencia,
acosando mi sombra en el espejo.

Dejaste tu nombre bajo la almohada,
y el sabor de tus besos en el aire,
hilando las noches que han estado,
tu alma y la mía desbordados,
consumiendo las ansias con el alba.

Dejaste tu nombre,
en mi vida y en mi cama,
en cada segundo escondido
que existimos lejos del mundicio,
allí donde la luna nos sonríe,
dejaste tu nombre en mi alma.