domingo, 28 de enero de 2001

XXVIII

Deja de correr por un momento.
Sólo cierra los ojos y escúchame.
He venido de tan lejos hasta aquí,
después de tantos cuentos fallidos
y tantos secretos que desconoces.

Con barro en los zapatos
y los ojos empeñados
de polvo de mil estrellas,
vengo a traerte desde
el azul profundo de mi vida
aquella palabra engrandecida,
hecha recuerdo con el tiempo,
y que ahora despierta a una nueva vida.

Si supieras los sueños que espero!
Pintados de mil colores
en un cielo infinito y eterno,
que anocheció tantas veces
bajo la espera de una verdad.

Y hoy aquí a tu lado,
con el corazón en vilo
te pido no escapes,
porque podrías perder
un amanecer magnífico
en libertad.