viernes, 7 de agosto de 2009

LX


En el eco de mis muertes
se sienten los últimos latidos,
como parece ahora extraño
el aire que los envuelve,
desde la penumbra surgiendo
parecen mutilados,
viejos destellos de luz
por el silencio cercenados.

El alma espectral
eco de penumbras,
canta el adiós eterno
al pie de la alborada,
ya no queda aliento,
ya no quedó nada,
luciérnaga marchita
se ha quedado sin palabras.