Mi vida inquieta y alocada,
dando vueltas sin pausa
me arrastró al rincón
más profundo y oscuro del alma,
me arrojó al abismo sin fin
e incógnitas sin ninguna causa,
y arrebató mis sueños de luna eterna
bajo un mar de lágrimas secretas.
Luego vino el silencio,
y trajo consigo la soledad que añoraba,
encontré mi luna y mil y un causas,
y dejé de vagas en círculos
y las lágrimas llovieron
pétalos en reflejo.
Volvió la esencia,
razón primera y final
de esta pequeña existencia,
y en la quietud infinita
de un abrazo eterno
descubrí el secreto...
te encontré.
Instantes que son recuerdos. Que fueron fiesta y pesadillas, silencio y clamor. Instantes que hacen de una vida lo que son: pedacitos del alma...
miércoles, 15 de noviembre de 2000
sábado, 11 de noviembre de 2000
XXVI
Cada vez que me miras,
tus ojos se reflejan
en un profundo secreto,
añorado dulcemente
bajo este cielo tan inmenso.
Cada vez que me hablas,
tus palabras se difunden
más allá del tiempo y el espacio,
y se quedan impregnadas
de un dulce y añejo encanto.
Cada vez que me sonríes,
tu risa discurre cristalina
por entre el mar de mis emociones,
y quedo en silencio esperando;
porque tal vez al llegar el día
el murmullo acabe
y el encanto me abandone.
tus ojos se reflejan
en un profundo secreto,
añorado dulcemente
bajo este cielo tan inmenso.
Cada vez que me hablas,
tus palabras se difunden
más allá del tiempo y el espacio,
y se quedan impregnadas
de un dulce y añejo encanto.
Cada vez que me sonríes,
tu risa discurre cristalina
por entre el mar de mis emociones,
y quedo en silencio esperando;
porque tal vez al llegar el día
el murmullo acabe
y el encanto me abandone.
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