miércoles, 4 de noviembre de 1998

XIV

Al final fue todo un sueño,
tan profundo y poderoso
que por momentos me supo a real;
o quizás fue un destello de verdad
apenas perceptible entre tanta oscuridad.

Casi mágico fue el encuentro,
y esta estrella que al principio
creí por fin conquistar,
se apagó en tu olvido,
o talvez fue sólo un reflejo
de aquel ensueño
siempre ávido de alcanzar.

Después de lo compartido
y de todos los secretos sin vivir,
con la sonrisa bajo llave
y el viejo corazón herido
yo te digo:
que esta derrota amarga
que me ha tocado
con el tiempo la sabré ganar;
porque el amor tan intenso y puro
que guardo en el alma,
al final; jamás lo supiste conquistar.