miércoles, 5 de febrero de 1997

VIII

Ojalá sepas mirar
con ojos claros
el crepúsculo sereno
de esta nueva tierra,
ojalá repares en contemplarla;
y la cuides
para que no desvanezca.

Tan pequeño es este mundo
y sin embargo
nos sentimos tan solos,
tan frágil es este tormento
y la estela
que la lleva dentro.

Brisas frescas
hacen cambiar
a esta aurora,
tan nueva y siempre la misma,
tan constante y ajena,
tan inmensa y vaporosa,
tan callada y serena,
tan intensa en el recuerdo,
tan viva; tan nuestra.