miércoles, 4 de noviembre de 1998

XIV

Al final fue todo un sueño,
tan profundo y poderoso
que por momentos me supo a real;
o quizás fue un destello de verdad
apenas perceptible entre tanta oscuridad.

Casi mágico fue el encuentro,
y esta estrella que al principio
creí por fin conquistar,
se apagó en tu olvido,
o talvez fue sólo un reflejo
de aquel ensueño
siempre ávido de alcanzar.

Después de lo compartido
y de todos los secretos sin vivir,
con la sonrisa bajo llave
y el viejo corazón herido
yo te digo:
que esta derrota amarga
que me ha tocado
con el tiempo la sabré ganar;
porque el amor tan intenso y puro
que guardo en el alma,
al final; jamás lo supiste conquistar.

sábado, 26 de septiembre de 1998

XIII

Dentro de este círculo aústero y vicioso
que se ha formado enrededor,
aparecen cada vez más vaporosos y distantes
tus ojos inmóviles, fríos y sin color.

Por dentro,
el fuego que antes clamaba
el contacto perpetuo de tu amor;
ahora parece dormirse indiferente
y apagarse deslumbrado
por un despertar ensoñador.

Vivir en una esquina,
en un naufragio del mismísimo redentor,
parece todo suspendido
en el juego del tiempo
que tu mano y la mía calculó.

Malditas sean las noches
en que mi plegaria nunca te llegó,
gritar no sirve de nada;
pero callar sólo mata al corazón.

viernes, 22 de mayo de 1998

XII

Entre sueños te recuerdo,
dentro sólo hay un deseo,
mensajero tonto y vano;
alegría sin encuentro.

Viaja sola la vigilia,
profundo es su destino,
y este sol que lo ilumina
se calcina bajo el crepúsculo
de una mirada enardecida.

Quién será la princesa dorada
que sanará la vieja herida,
heroína de otros tiempos;
daga afilada en su partida.

sábado, 14 de febrero de 1998

XI

Pasa el viento susurrando
hasta el pie de tu ventana,
se detiene vacilando
bajo un manto de añoranzas,
juguetea con tu pelo,
se aproxima hacia tus labios,
y arrebata tus secretos
entre sueños, dormitando.

Corre el viento mensajero
a llevarte mi alegría,
le he pedido que viajara
a robarte una sonrisa,
para guardarla en una estrella:
en el secreto de una vida.

Se me hace inmenso el cielo
y te recuerdo en el intento,
de traer conmigo
un beso, un abrazo
y un "te quiero".