Tengo miedo de tus ojos
que me miran sin sentirme,
y al mirarme yo en ellos
me pierda y me olvides;
Tengo miedo de tus manos
que acarician otras pasajeras,
y al acercarme mucho a ellas
se alejen y no vuelvan;
Tengo miedo de tu boca
que besa otra ajena,
y en secreto yo la bese
en sueños, sin conciencia;
Tengo miedo de quererte,
que te vayas y no vuelvas;
y que yo quede en el tiempo:
absorta y sin presencia.
Instantes que son recuerdos. Que fueron fiesta y pesadillas, silencio y clamor. Instantes que hacen de una vida lo que son: pedacitos del alma...
domingo, 8 de octubre de 1995
domingo, 23 de julio de 1995
I
Las palabras son como hojas
del árbol de tu existencia,
se secan y mueren en mi vivir,
mezclándose se funden con las apariencias,
rasgando el velo del porvenir.
Y en el alma mía queda la paciencia,
dulce y fría agoniza en mi sentir;
y nace en el alba errante un rayo de luz de estrella;
que conjuga en el cielo un "escucharte"
y en esta tierra un "existir".
del árbol de tu existencia,
se secan y mueren en mi vivir,
mezclándose se funden con las apariencias,
rasgando el velo del porvenir.
Y en el alma mía queda la paciencia,
dulce y fría agoniza en mi sentir;
y nace en el alba errante un rayo de luz de estrella;
que conjuga en el cielo un "escucharte"
y en esta tierra un "existir".
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