miércoles, 25 de marzo de 2009

XLIX

Demasiado tarde para algunos sueños.
Fueron escurriéndose en silencio,
llegando las horas del otoño
y sin que nadie lo notara
se perdieron en el tiempo.

Muy tarde, ya no queda nada,
la sombra vacía no refleja la aurora,
hay hambre de otros sonidos,
hay cansancio en los pasos,
lentos y solitarios
deambulan ya en vano.

Nada. Demasiado tarde,
Ha escapado el lucero,
es muy largo el trecho
que se ha alejado,
y los brazos tan cansados
ya no quieren alcanzarlo.