miércoles, 29 de mayo de 2002

XXXII

Te he de olvidar;
con el mismo fervor
con que te he adorado...
(Dios sabe que estoy tratando!)
El tiempo y el corazón ausentes
borrarán tus besos de mis labios.

Y las pálidas manos de la despedida
cerrarán de una vez mis ojos
para que ya no busquen tus abrazos.
Sé que te he de olvidar...
y tarde o temprano
seguiré mi camino sola,
y dejaré de desear el tuyo en vano.

Y cuando llegue ese día,
(y llegará porque lo estoy buscando)
quedará al final injusta
la sensación en mi garganta
de un trago amargo.

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