martes, 28 de mayo de 2002

XXXI

Ya no existo;
en el tiempo cómplice
de esta soledad
que en secretos
me reclama tu ausencia.

He dejado de ser al sentir,
bajo el aústero cielo
hechizado de mil amores,
me limito simplemente
a padecer en silencio tu sentencia.

Me niego a sentir,
y contengo la respiración
pues tengo miedo
de encontrarte de nuevo en ella;
acechando inconmovible mi existencia.

No hay comentarios: