miércoles, 25 de febrero de 2009

XLIII


Profundo latir en el pecho,
añora tu nombre en mi piel,
que regreses cada tarde de nuevo,
regreses al descanso
que da abrigo al querer.

Inmenso latir en silencio,
que marca las horas del anochecer,
que solo lo escucha el deseo,
que busca en el lecho tu ser.

Latido en el pecho despierta,
la pasión de nuevo al sentir,
tu piel en la mía que añora,
que busca la vida en mí.

Y pasan las horas eternas,
naufragan al amanecer,
enredadas las escondo en el cielo,
para que nunca me dejen de querer.

No hay comentarios: