martes, 24 de febrero de 2009

XLII



Soy la misma de ayer,
mas diferente en el tiempo;
la muchacha de ojos tristes
que pintaba un mundo
en versos silentes,
la niña que soñaba
por las noches
con la risa contagiosa
que atesoraba tus secretos,
que deseaba en silencio
descansar a tu lado
admirando el firmamento.

Soy la misma de ayer,
arrugas más; arrugas menos,
quinceañera enamorada
deseando un cuento de hadas
deseando el deseo mismo
suspendido en el tiempo;
la niña que lloró
un día tu partida,
mas te siguió amando
sin saberlo,
guardando para tí
todas sus ansias,
aguardando tu regreso
entre versos con constancia.

Soy la misma de ayer,
hoy hecha mujer
que vuelve a tu vida,
a terminar de entretejer
los sabores que no concluyeron
nunca del todo;
la única que tiene
la llave secreta del cofre
de tus sueños oxidados,
la que te oye en el silencio,
te siente en la ausencia,
te reconoce en el amor.

Si. Soy la misma niña,
la que siempre te quiso
así, sin condiciones;
la que hasta el día de hoy
te sigue queriendo
de la misma forma
magnificada en tu cariño,
la niña que guardó para vos
mil te quieros secretos,
y hoy te los regala
todos juntos,
se los devuelve completos
a su verdadero dueño.

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